Pablo y sus 3 amigos más cercanos habían creado una de las marcas más prolíficas, exitosas y rentables de la historia. Durante casi 10 años, Pablo, José, Jorge y Ricardo dominaron su industria. Cada nuevo producto que lanzaban era un record de ventas, superándose año tras año. Cualquier cosa que hacían se vendía como pan caliente. Incluso sus productos tenían una característica singular, cada uno de ellos era más innovador que el anterior. Habían logrado estar al tope de la cultura, identificando tendencias mucho antes de que lleguen al mainstream. Eran una fuente inagotable de creatividad que todo lo que tocaban lo convertían en oro puro.
Pero toda historia tiene un final. Algunas terminan mucho antes de lo que uno desearía, otras veces ese final se estira tanto que parece una agonía inacabable. Pero de una u otra forma, siempre hay un final. Incluso para esa fabulosa idea nacida en una ciudad portuaria de Inglaterra.
Los 4 amigos se habían conocido al inicio de su adolescencia, en un lugar donde no había mucho por hacer. Su idea los hizo recorrer el mundo entero. Muchas experiencias vividas, muchos cambios, pérdidas y éxitos. Difícil para cualquier grupo de amigos poder atravesar algo así y salir caminando sin un raspón o moretón.
Pero había llegado la hora. Para Pablo este emprendimiento lo era todo en su vida. Nunca había hecho otra cosa jamás. Todo lo que él era lo había dedicado a esta empresa. A diferencia de sus compañeros, no había tenido ningún proyecto paralelo. José había coqueteado con las artes visuales, Jorge tenía montones de amigos en la industria y disfrutaba de armar pequeños proyectos con ellos. Ricardo, el más introvertido, el que menos se exponía a los medios y prensa, también tenía sus cositas aquí y allí.
Pero Pablo.
Pablo, Pablo, Pablo… nunca había hecho otra cosa aparte de este emprendimiento. Al ver que la empresa que con tanto ahínco había construido se estaba desmoronando a su alrededor, comenzó a sentir miedo. Pánico, para ser más precisos.
Se preguntaba: ¿y ahora qué? Sin ellos no soy nadie. Soy lo que soy, porque somos nosotros cuatro. Los productos que creamos son la consecuencia de nosotros juntos, dialogando, debatiendo, jugando, divirtiendonos…
El fin de esta empresa para Pablo implicaba incertidumbre y miedo. El síndrome del impostor crecía a pasos agigantados en su interior. En el medio de todo ese caos, inmerso en la depresión de ver cómo su gran empresa se caía a pedazos, Pablo se propuso salir de la forma más dolorosa posible de esa instancia. Hacer un nuevo producto sin sus amigos.
Pablo se encerró en su casa y puso en marcha su idea. Una big idea. Hacer lo que venía haciendo en los últimos años, solo. Sin sus amigos. Sin los recursos que su hiper-exitosa empresa había generado. No había pensado bien cómo sería ese producto, los componentes del mismo, el nombre… Él pensaba que si podía crear un nuevo producto sin la ayuda de sus amigos, podría superar todo ese dolor que le estaba causando la separación.
Durante dos meses no se lo vio en ningún lado. Ni su esposa Linda y su recién nacida hija Mary, sabían de él. Pablo estaba empecinado en demostrar que él no era una casualidad de su industria. Que realmente podía hacer una diferencia.
Finalmente, lanzó su nuevo producto. Lo curioso es que aún quedaba un lanzamiento más de su empresa. La última gran creación de José, Jorge, Ricardo y Pablo. Los casi 3o días entre ambos lanzamientos estuvieron llenos de controversias, dichos y entredichos. ¿Era el final de la mega-empresa de los 4? ¿Pablo inició la separación? ¿Qué problemas había entre ellos que nadie pudo vaticinar este final abrupto?
Pablo decidió que su primer disco solista llevara su apellido, McCartney.
Fue un disco lo-fi de punta a punta, muy criticado en su momento por su desprolijidad y baja calidad de producción (aparte de ser señalado como el destructor de The Beatles). Pero todas las críticas acordaban que había una canción que se destacaba del resto, “Maybe I’m amazed”. Un tema cuyo estribillo tomó significado mucho tiempo después, cuando se conoció la trastienda de este período:
Baby, I'm a man, maybe I'm a lonely man
Who's in the middle of something
That he doesn't really understand
Con el tiempo, el disco fue revalorizado. Tengan en cuenta que en ese momento, McCartney venía de discos perfectos, producidos al detalle, con gente increíble colaborando y aportando alrededor. Este disco rústico, despojado, simple… fue una gran sorpresa para el mainstream. Pero luego esa estética, esa idea de “yo puedo solo”, convirtió a McCartney en un disco de referencia para artistas lo-fi o DIY (do it yourself).
Lo que sigue a esta narración si no se lo saben, por lo menos se lo pueden imaginar:
Esta historia nos puede decir muchas cosas. Podemos verla desde la perspectiva de que uno de los músicos más prolíficos de la historia pasó por el síndrome del impostor como cualquiera de nosotros. O podemos decir que crear y pensar ideas puede ayudarnos a sobrepasar momentos difíciles. Tomen la que quieran. Hasta incluso pueden encontrarle un nuevo significado si desean.
Yo me quedo con que si hasta McCartney tenía miedo de empezar algo nuevo, ¿porqué no habría de tenerlo yo también?
Lo bueno es que Pablo ya nos mostró la salida: hacia adelante, a través de.
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Emma