Es aprender otra vez.
Es una forma cruda de preguntarse algo.
Es tomar un par de elementos que tenemos enfrente, que ya conocemos, y pensar ¿y si junto esto qué pasa?
Cuando hacemos eso nos salimos de nuestra propia convención. De nuestros aprendizajes. De las experiencias, observaciones y conocimiento transmitidos por quien nos crió: familia, amigos, maestros, mentores, profesores...
Pero cuando experimentamos, hacemos una combinación distinta. Una unión que no nos enseñaron antes.
La experimentación es abrirse a la curiosidad, al descubrimiento, a aprender otra vez.
El objetivo que nos lleve a experimentar se pierde en el instante que comenzamos a hacerlo. Porque esa acción nos traerá un nuevo conocimiento, otra forma de ver nuestro entorno. Y aunque no queramos, eso lo afectará.
Pero no importa. Porque la experimentación nace optimista. Se sustenta en la expectativa de que algo interesante va a surgir de la exploración.
Experimentar es un juego increíble.
Sin uniformes, límites o reglas, la experimentación nos permite ser un desastre. A que está bien no conseguir un resultado medianamente digno. Porque también puede pasar que esa expectativa no se cumpla.
Contemplamos ese resultado mientras inclinamos nuestra cabeza de un lado al otro, como al mirar un partido de tenis.
Y no. No se ve tan bien como imaginamos.
Probamos otra vez. Ejecutamos de otra forma.
Volvemos a experimentar.
Sin lamentarse por el desastre que estamos siendo.
¿Cómo nos vamos a lamentar si es muy divertido probar?
Estamos buscando una idea, queremos demostrar que funciona antes de descartarla.
Y cada respuesta no es incorrecta. Porque cuando se trata de crear algo nuevo, cada intento, cada experimentación, nos lleva a un lugar que se sienta bien para nosotros.
Porque sí. Para que esa idea conecte con otra persona, primero debe conectar con nosotros. Tenemos que sentirnos bien con ella.
Volvemos a probar.
Seguimos aprendiendo.
En algún momento algo va a hacer click.
Es así.
Yo lo sé, vos también lo sabes.
Muchas cosas surgen de combinaciones sencillas.
Increíbles logros parten de comienzos poco prometedores.
Y grandes ideas surgen de pensar ¿y si junto esto qué pasa?
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Emma