No sabemos de donde vienen nuestras ideas, lo que sí sabemos es que no vienen de nuestras laptops.
John Cleese
El señor John Cleese es uno de los creadores de Monty Python. Difícil encontrar películas que tengan tantas ideas por minuto como las de ellos.
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Un ejercicio divertido de ideación es darle personalidad a nuestro proyecto, ya sea un producto o servicio. Esto nos ayuda a dos cosas, a) entender lo que estamos construyendo, y b) que todo aquel que colabore en la creación de materiales para el proyecto, entienda perfectamente de qué se está hablando.
Una vez que realizas esta identificación, puedes comenzar a darle consistencia a tu producto/servicio en cada elemento que lo conforme (isologo, landing, packaging, la narrativa general, un post en redes, etc).
La personalidad de un proyecto define cómo este influye en la percepción de la gente. Esta definición nos dice cómo se comportarán los diversos puntos de comunicación, indistintamente del escenario en el que se presenten. Lentamente, fortalecerás su identidad, manteniéndola real, cercana y verdadera. Otro punto importante es que ayuda a darle consistencia, manteniéndola relevante ante los cambios culturales.
Empecemos por lo fácil: Sinónimos
Los sinónimos de un proyecto, nos ayudan a definirlo. Nos dicen que es y que no es. Es la personalidad de la marca. Cada vez que alguien necesite hablar de tu proyecto (sea un post, tu propuesta de valor o un elemento en si), pensará en estos sinónimos.
Escribe 5 sinónimos que hablen específicamente de tu proyecto. Pueden ser: divertido, simple, grande, inclusivo…
Ya tienes los 5 sinónimos que hablan de tu proyecto, ¿te animas a escribir 5 antónimos? Estos serán todo lo que no es. Piensa en máximos. Lo que sí o sí, no es.
Subamos la dificultad: Sentidos Sensoriales
Todos experimentamos el mundo a través de nuestros sentidos. Entonces, debemos construir estos 5 puntos para que las personas a las que nos dirijamos puedan experimentar el proyecto de esta misma forma. Así las relaciones que tu público genere con este serán más memorables y significativas.
Cada sentido aporta algo, más allá de que no se pueda saborear y oler. Porque cada sentido connota algo distinto que podemos emparejar con la identidad del proyecto.
VISTA (todo lo visual de tu proyecto, colores, fotos, ilustraciones).
TACTO (forma y textura; si hacemos un pop-up store de tu proyecto, ¿de qué materiales lo haríamos? ¿suave, texturado, pincha?)
OLFATO (¡super importante! El olfato es el sentido más subconsciente de todos y el más atado a la memoria, ¿es dulce? ¿agrio?)
OÍDO (¿cómo suena? ¿es la voz de quién?¿qué estilo musical lo representa?)
GUSTO (si se comiese, ¿qué gusto tendría? ¿es un café? ¿un ceviche?)
Una vez que desarrollaste todo, déjalo reposar. Vuelve a este ejercicio en dos, tres días y revísalo. ¿Sigues pensando que cada respuesta es la correcta? ¿Crees que tus anotaciones para el sentido del tacto pueden mejorarse?
Este pequeño ejercicio de revisión te ayudará a reforzar lo que desarrollaste y contribuirá a desarrollar tu criterio personal.
Cada vez que tomes una decisión sobre tu proyecto, vuelve a esta guía. Te ayudará a tomar decisiones acordes al mismo, sin desviarte del propósito original.
Por ejemplo, imagínate que estas desarrollando un e-commerce y el equipo de desarrollo te presenta los primeros bocetos. ¿Se ve como los términos que enumeraste en tu guía? ¿Están los sinónimos reflejados en el diseño? ¿O ves algún antónimo?
💡 Puedes utilizar esta metodología tanto en tu proyecto o emprendimiento, como en tu marca personal. ¡Haz la prueba! Es una gran herramienta para construir un perfil profesional (por ejemplo) en redes.
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Todos tenemos una hora sagrada, un momento del día donde tenemos nuestro pico creativo y productivo. Para saber cuál es, simplemente debes responder a) ¿en qué momento del día me concentro más? y b) ¿en qué momento del día soy menos receptivo? La intersección entre ambos, son tus horas sagradas.
Pero, pero… no es tan sencillo. En momentos de pandemia donde trabajar y estar en casa es casi lo mismo, setear las horas sagradas requiere planificación.
Programar estas horas de productividad es aislarse por completo: ningún tipo de distracción y ausentarse por completo de la red. Solamente vos y lo que tienes que resolver por un par de horas. Pueden ser a la mañana, tarde o noche, cada cual tiene distintos horarios de productividad. Estas horas debes defenderlas como agua en el desierto. Y debes invertir en ellas la(s) tarea(s) más importante(s) que tengas que desarrollar. Sea de tu trabajo o un proyecto paralelo.
Contesta las dos preguntas de arriba, y encuentra ese horario sagrado donde día a día puedas resolver cosas. Con constancia se convertirán en una rutina y tu mejor forma de resolver tareas y avanzar en tus proyectos.
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Emma