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El término popurrí (del francés pot pourri, calco del español 'olla podrida') puede referirse a:
popurrí, una mezcolanza de cosas diversas, un cajón de sastre;
popurrí, un plato español elaborado a base de judías (también conocido como «olla podrida»);
popurrí, una composición musical formada por fragmentos o temas de obras diversas;
popurrí, una mezcla de pétalos de flores y especias que, una vez secados y contenidos en un recipiente, se combinan con la finalidad de perfumar un ambiente.
popurrí, esa edición de Creative Workout en la que mezclo montones de ideítas y siempre me pregunto si alguien lee estas definiciones de popurrí o no, quién sabe, por lo pronto yo definitivamente no lo sé, espero que sí algún día.
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Las 12 de Wynton
Wynton Marsalis es uno de los grandes del jazz contemporáneo. Aparte de incontables discos, tiene un record particular: es el único músico en la historia que ganó premios Grammy por sus logros en el jazz y en la música clásica ¡el mismo año!
Pero el secreto para superarse es muy sencillo, y no tiene problemas en compartirlo:
La práctica es esencial para aprender música, y cualquier otra cosa ya que estamos.
No hay atajos ni fórmulas mágicas. Aprender algo nuevo requiere poner mucho de nosotros mismos. En su ‘Twelve Ways to practice’, Marsalis desglosa el proceso para darle un marco constructivo y contenedor. Asi la práctica no se transforma en un tedio o una obligación.
1. Busca un instructor.
Un profesor te guiará en el propósito de la práctica y te enseñará nuevos métodos para practicar productivamente.
2. Agenda tu práctica.
Una agenda ayuda a organizar tu tiempo. Dedica tiempo a los fundamentos que luego facilitarán tu aprendizaje.
3. Ponte objetivos.
Los objetivos demuestran tu progreso. Lograrlos son el resultado directo de tu dedicación.
4. Concentrate.
En 10 minutos de práctica concentrada, podrás hacer mucho más que en una hora con distracciones. Apaga tu mobile.
5. Relájate y practica detenidamente.
Tomate tu tiempo, no te apresures. Todo aprendizaje lleva su tiempo.
6. Dale más tiempo a las cosas difíciles.
No tengas miedo de enfrentarte a tus debilidades, con práctica eventualmente dejarán de serlo.
7. Practica expresivamente.
Cada día te formas a ti mismo, asi que aplica la actitud adecuada. Pon tu estilo lentamente en todo lo que haces.
8. Aprende de tus errores.
Nadie es perfecto, no seas duro contigo mismo. Equivocarse no es el fin del mundo. Revisa lo que hiciste, analiza dónde estuvo el error y sigue el camino.
9. No alardees.
Es difícil resistirse a alardear sobre lo que sabes hacer. ‘Aquellos que hacen las cosas para el aplauso, es lo único que consiguen hacer.’
10. Piensa por ti mismo.
Tu éxito o fracaso en cualquier cosa dependerá solamente de tu habilidad para resolver problemas. Asi que no ‘robotices’ el aprendizaje, piensa lo que estas haciendo y desarrolla tu criterio personal.
11. Se optimista.
El optimismo ayuda a superar tus errores y seguir tu búsqueda en ser mejor. El optimismo también tiene esa hermosa virtud de estar expectante a que algo fascinante está a punto de suceder.
12. Busca las conexiones.
Si desarrollas la disciplina de mejorar en algo, puedes aplicar esa misma metodología a cualquier otra cosa. Cuantas más relaciones encuentres, más grande será tu perspectiva del mundo.
Si prestaron atención, habrán notado que los primeros puntos hablan de lo tangible a la práctica (disciplina, perseverancia, hábito). Mientras que el resto habla de lo intangible (humildad, optimismo, conexiones que iluminan…). Lo que nos dice que a medida que comiences a desarrollar el hábito de la práctica, tu visión del mundo cambiará.
La creatividad es también una forma distinta de ver el mundo, es encontrar conexiones que otros no ven. De una forma u otra todos podemos acceder a estímulos similares, nos encontramos en las mismas redes sociales, tenemos hábitos similares de consumo. Pero es nuestra perspectiva, la forma en que vemos y asociamos cada una de esas cosas las que nos permite crear ideas distintas de otros.
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¿Vieron “Jiro Dreams of Sushi”? Este documental disponible en Netflix nos cuenta la vida de Jiro Ono, un sushi chef de 85 años que dirige su restaurante de 3 estrellas Michelín, con capacidad para solo 10 personas ubicado en una estación de subte de Tokio.
El documental es una excelente oda a la comida como acto creativo y también nos muestra que no importa la edad que tengas, la creatividad es un camino de toda la vida. Sobretodo cuando tienes una inagotable energía en busca de la perfección de tu craft.
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La acción es una estrategia, la preocupación no lo es.
Así que haz un plan, guárdalo para otro momento y vuelve al trabajo.
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Emma