Un punto ciego es algo que no podemos ver.
Sí, lo sé.
Esa oración rebosa de obviedad.
Pero hoy es una edición dedicada a lo obvio.
El problema con los puntos ciegos va un poquito más allá de que no podemos verlos.
También es muy difícil prepararnos para lidiar con ellos.
Y mucho más complicado cuando alguien nos señala algo que no hemos visto, lo primero que hacemos es negarlo.
Esto sucede muy seguido con las ideas.
Tenemos una idea, nos encanta, la pensamos al derecho y al revés, vemos todas las aristas posibles alrededor de ella y cuando se la contamos a alguien… ¡zas! Nos señala algo que no vimos y que tira por la borda todo nuestra dedicación. Sí, admitámoslo, inevitablemente lo negamos.
Pero esto lo podemos solucionar.
Necesitamos contar más nuestras ideas a las personas que puedan ver nuestros puntos ciegos.
El principal problema de querer resolverlo todo nosotros, es que justamente, somos nosotros quienes estamos trabajando en una idea.
Podría ser muy fácil ingresar a YouTube, ver unos cuantos videos de cómo entrenar para una maratón y ya. Pero en ese proceso, habrá varias cosas que no estaremos viendo: nuestra alimentación, una elongación dedicada a nuestro cuerpo, la evaluación de nuestra frecuencia cardíaca en la mañana, tarde o noche para optimizar nuestro entrenamiento y muchas variables más.
Cuando pensamos una idea para un proyecto o emprendimiento, sucede exactamente lo mismo.
Por eso debemos atesorar a las personas que pueden ver los puntos ciegos de nuestras ideas.
Recuerden, contar una idea es hacerla crecer.
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Emma