Tiburones e ideas
Cómo perder el miedo a contar una idea.
Al comienzo de cada una de mis clases, workshops o charlas sobre creatividad e ideación, siempre seteo una serie de pautas de trabajo. Me sirven para establecer la predisposición al material y los ejercicios que utilizaremos.
Según el tipo de sesión modifico algunos de ellos. Quizás haga más hincapié en la colaboración u otras veces en la participación.
Siempre intento decirlo con un meme. Me ayudan muchísimo para no solo marcar una pauta sino también para descontracturar y sacarle solemnidad a las sesiones.
De todos esos memes que voy utilizando, hay uno desde hace años que siempre está presente. Ya perdí la memoria (y los backups) de cuando fue la primera vez que lo utilicé.
Pero es increíble que pasan los años y las sesiones, y este meme se hace cada vez más grande:
Lo veo perfecto en todo sentido.
Un mensaje concreto, con peso cultural y en un contexto donde no se entiende al 100% donde está. Se ve que es en exteriores, hay una especie de edificio detrás, pero que es en concreto no tengo idea. Busqué en muchas oportunidades el origen de este meme y el contexto de la imagen pero nunca tuve suerte de encontrarlo.
Es claro que el contexto donde está la frase no es lo más impactante. Asi que vamos a ella:
La próxima vez que tengas miedo de compartir una idea,
recuerda que alguien dijo una vez en una reunión
hagamos una película con un tornado lleno de tiburones.
Por si han estado viviendo en la cima de una montaña alejados de todo en los últimos años, el tornado lleno de tiburones refiere a Sharknado:
Al mostrar este meme, siempre doy una pequeña contextualización para que cobre más fuerza e impacto.
Hagamos el ejercicio con ustedes también.
Imaginen la situación a lo grande.
Una sala de juntas inmensa, estilo Succession.
Todas las personas vestidas impecables.
Una reunión seria, todos los participantes con cara de pocos o diría que ningún amigo.
Nadie hace una sonrisa, ni un gesto de camaradería.
Una de esas personas rompe el silencio y dice: “Hagamos una película con un tornado lleno de tiburones”.
Al escuchar esa frase, quien se encuentra en la cabecera de la mesa hace su peor gesto de sorpresa. Una mezcla de desagrado, de no creer lo que acaba de escuchar, de confusión… ¿acabo de escuchar eso realmente?
La persona redobla la apuesta: “No es raro que los tornados entren a territorio continental. Sólo que este trae desde el océano un montón de tiburones sedientos de sangre que devoran todo lo que está a su paso.”
Silencio.
Algunas personas sonríen socarronamente.
Otras miran hacia arriba o los costados aparentando distracción.
Y una persona dice: “Puede ser, no es una idea tan descabellada.”
Quien está en la cabecera pasa de la confusión al auto-convencimiento.
Algo en su cabeza hizo click.
¿Qué sigue después?
Seis películas de Sharknado.
Sí, claro. Nadie pone en duda la calidad de cada una de ellas. Todas malas. Ninguna supera el 4.0 de puntuación en el ranking IMDB.
Pero son seis películas.
Seis.
Seis veces la misma historia con ciertos matices de diferencia entre cada una de ellas.
Y todo porque “una persona dijo una vez en una reunión hagamos una película con un tornado lleno de tiburones.”
Seguro que la historia es distinta.
La reunión no tuvo lugar en un lugar tan imponente, quienes estaban en ella tenían un mejor humor que lo narrado previamente, nadie estaba elegantemente vestido y quizás fue una sesión de ideación de largas horas...
Pero alguien se animó a contar una idea.
Una idea que si ustedes, donde sea que estén leyendo esta edición ahora, la dicen en voz alta va a sonar ridícula.
Pero es una idea que se hizo.
Que se materializó.
Seis veces.
Porque una persona no tuvo miedo de compartir una idea que tenía en la cabeza.
Una persona a la cual no le preocupó el qué dirán, qué pensarán o imaginarán de ella cuando cuente su idea en voz alta.
Una idea que se repitió seis veces porque “una persona dijo una vez en una reunión hagamos una película con un tornado lleno de tiburones.”
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¡Nos vemos la próxima semana! 🦈
Emma