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Imaginen que están en un campo. En el medio de una pradera verde, hermosa e interminable. Es primavera, el cielo esta despejado, el sol bien alto pero hay una pequeña brisa de aire fresco que hace que todo sea muy agradable.
¿Ya se ven ahí?
Bien. Ahora van a cerrar los ojos y yo voy a contar hasta 3.
Cuando llegue a 3, ustedes utilizarán su imaginación y se transportarán hasta Marte ida y vuelta. ¿Ok?
Mantengan los ojos cerrados todo el viaje a través del espacio e incluso cuando lleguen a Marte. Abranlos recién cuando vuelvan aquí, a la madre Tierra.
Vamos. 1…, 2…, 3… ¡allá van! 🚀
¿Ya volvieron? ¿Qué vieron en su viaje? ¿Fueron con lo que tenían puesto o se pusieron un traje de astronauta? ¿Fueron volando o en un cohete de SpaceX? A los que fueron sin traje, ¿a qué olía el espacio? ¿Tocaron el suelo marciano? Mientras iban camino a Marte, ¿hicieron un desvío rápido por la luna para ver la huella de Neil Armstrong? ¿Se pararon delante de la cámara del Perseverance Rover a hacer morisquetas? ¿Vieron el Tesla de Elon? ¿O simplemente fueron a Marte ida y vuelta?
Estoy seguro que la gran mayoría de ustedes, se enfocaron en realizar la tarea de ir y volver a Marte. Sin ningún tipo de paradas, desvíos ni experiencias divertidas fuera de eso. A medida que crecemos vamos perdiendo cierta “frescura” a la hora de resolver tareas. Pero si le preguntamos a alguna niña o niño de hacerlo, ahí nos encontraremos montones de variables más cercanas a las preguntas del párrafo anterior. Hagan la prueba y verán que los resultados del ejercicio son muy diferentes.
A medida que crecemos, nos acostumbramos a enfocarnos en el resultado, nos volvemos mejores resolviendo tareas y vamos dejando de lado el camino, la experiencia. Todos los días tenemos que resolver tareas en nuestros trabajos, quehaceres de la casa, etc… y así obtenemos una recompensa rápida por resolver una tarea. Esto hace que seamos buenos en la convergencia.
Los niños, en cambio, son expertos en la divergencia. Puede pasar mucho tiempo entre que les asignas una tarea y la completen (pueden pasar unos 30 minutos entre que le pido a mi hijo que guarde sus Lego y que finalmente lo haga). Quizás este accionar puede parecer de distracción, pero en realidad lo que hacen es tomar una acción monótona y transformarla en un juego. Esos períodos entre inicio y fin de una acción, es donde niñas y niños explotan su imaginación inspirándose en nuevas formas para interactuar con el mundo. Al estar naturalmente abiertos a la divergencia, pueden aplicar su imaginación libremente en experiencias que nunca antes vivieron. Por eso, a medida que crecemos, es muy difícil mantener esta capacidad de imaginación e ideación.
Hemos visto en ediciones anteriores que para generar una innovación o una nueva idea de negocio, necesitamos una combinación de ambos pensamientos: divergente y convergente. Generar la mayor cantidad de ideas posible para luego analizar cada una de ellas, y seleccionar la más factible de ejecutar e implementar.
Es también muy fácil apresurarse a elegir la primer o segunda idea que tenemos, pero recuerden: a más ideas tengamos, más oportunidades de encontrar una solución correcta tendremos.
Vamos con 5 ejercicios sencillos para practicar nuestra divergencia:
¿Qué hay para cenar?
Todos los días pensamos que vamos a cenar. Y usualmente no le dedicamos mucho tiempo tampoco: carne, pasta, pizza y ya estamos. En vez de dedicarle 30 segundos a pensar qué comer, esta vez tómate más tiempo, digamos unos 10 minutos. Anota cada opción que se te ocurra y luego selecciona una. ¿Cuál es la más factible? ¿Cuál puedes cocinar? ¿Cuál esta en tu app de delivery favorita?Las vacaciones más delirantes
Si estas en pareja, este puede ser un buen ejercicio para hacer juntos. Toma una hoja y anota “Nuestras próximas vacaciones van a ser las más delirantes, iremos a…”, y pasa la hoja para que tu pareja la complete. Pero luego de esa respuesta, debe escribir “Y luego haremos…” antes de devolverte la hoja. Repitan con este último agregado un par de veces. Piensen en experiencias, comidas, gente, lleven su imaginación al límite.Nombra a tu futura mascota
¿Ya tienes una mascota? No importa, imagina tener otra. Imagina tener alguna que nunca antes tuviste: una araña, una rana, un conejo… Luego piensa 3 opciones de nombre para ella. Imagínate viviendo con tu nueva mascota, ¿cuál le quedaría mejor? ¿Por qué? ¿Es el nombre ideal o se te puede ocurrir uno mejor?Empezar una conversación
¿En cuántos zooms o meets participaste desde que inició esta pandemia? Montones, ¿no? El próximo, hazlo con un sombrero nuevo. Uno hecho por ti, en tu casa, con los materiales que tengas. Papel, cartón, alguna remera vieja, cordones de zapatillas, un rollo de papel higiénico. Obviamente, será el tema principal de charla de tu próxima reunión virtual, asi que ¡no olvides crear una gran historia detrás de ese sombrero!1 + 1 = ¿cuánto?
Este ejercicio, es un viejo conocido de este newsletter. Esta vez, lo haremos realidad. Toma dos elementos al azar de tu casa y combínalos en algo nuevo. Pega con cinta el control remoto de tu TV a tu mobile para hacer zapping entre redes y la tv abierta; ata el cepillo de dientes a un tenedor para no olvidar de cepillarte luego de comer… Piensa en las ideas más ridículas y diviértete un rato. Quizás hasta encuentres algún elemento útil para tu día a día.
Más allá de la pandemia, los problemas del mundo nos están pidiendo soluciones cada vez más innovadoras. Para encontrar soluciones a problemas complejos y crear nuevas oportunidades de negocio, debemos desarrollar nuestra divergencia al máximo.
¿Cómo será el sombrero con el que abrirás tu próximo zoom?
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¡Nos vemos en el próximo newsletter! 🤘👨🚀🤘
Emma