Hace un rato me encontré con esta frase con una hermosa verdad:
Mira, si quieres superar a la mayoría de las personas, solo necesitas dos cosas:
Repite los fundamentos aburridos.
Y deja que todos los demás se ahoguen con las tácticas.
Repasemos los fundamentos aburridos y volvamos a hablar del diseño de narrativas.
Al día de hoy, los productos y servicios basados en comunidades poseen un alto grado de sostenibilidad. La incipiente economía de los creadores es un claro ejemplo de esto: creadores poco conocidos que en lugar de construir un producto se enfocando creando una comunidad para posteriormente monetizar al construir productos que sirven a esa comunidad.
Como personas tenemos el deseo natural de pertenecer y ser parte de algo más grande que nosotros mismos. El tema es que en un mundo interconectado, muchos nos sentimos más desconectados que nunca. Por eso aquellos productos que tienen una comunidad en su centro son los que se perciben más cercanos, más accesibles y con más ganas de ser utilizados.
Pero las comunidades (mucho más que cualquier empresa), necesitan una buena narrativa.
Una narrativa contada con un propósito claro y concreto guía a la comunidad desde una ausencia en su vida hasta su cumplimiento, desde la necesidad hasta la satisfacción.
Pongamos manos a lo aburrido del diseño de un producto y revisemos los pasos para diseñar una narración de negocios basada en un propósito.
Paso I: 3 objetivos
Antes de siquiera comenzar a escribir debemos comprender:
a. Público objetivo: con quién estamos hablando.
b. Necesidad objetiva: qué problema les estamos resolviendo.
c. Acción objetiva: qué queremos que hagan en relación con A y B.
Si no definimos estos 3 primeros pasos, estamos adivinando.
Paso II: Objeto
¿Cuáles son las limitaciones y los temas que componen nuestra historia?
a. Valor central: el valor que nuestro producto o servicio brinda, lo que nadie más tiene.
b. Protagonista: quién es la persona modelo con la que se identifica nuestra audiencia y que resolverá su necesidad.
c. Contexto: en tiempo y lugar se mueve nuestro protagonista.
Paso III: El disparador
Toda historia comienza con un problema a resolver. ¿Cuál es el problema que tiene a maltraer al protagonista?
Con esto podremos atraer la atención de la audiencia e impulsar al protagonista a la acción.
Paso IV: El objeto del deseo
¿Qué debe resolver nuestro protagonista para sentir que vuelve a encarrilar su vida?
→ Esto es lo que resuelve tu producto o servicio.
Paso V: Primera acción
La elección que hace el protagonista para volver a tomar control de su vida.
¡Ojo! Esto va a salir mal, debe salir mal. Sino sería muy fácil.
Es el momento del antagonista. Una cosa, una persona, lo que sea que mantenga al protagonista alejado del objeto de deseo.
Paso VI: La primera reacción
Esta es una reacción al paso anterior. Es la brecha entre la expectativa y la realidad que deja un espacio para que el protagonista obtenga una percepción.
Paso VII: Elección de crisis
Es ahora o nunca. El momento de la verdad. Llegamos a la acción final. Y debe ser más arriesgada que la primera.
Es el momento en que nuestro protagonista recupera su vida o permanecerá en el caos.
Paso VIII: Reacción climática
El protagonista recupera su vida. En el momento que cuentas esta parte de la historia es donde más hincapié debes hacer con tu producto o servicio. Es el momento de gratificación, la concreción de un camino lento y difícil que sólo pudo superar con tu solución.
Si revisan el proceso, notarán que es el archi-conocido camino del héroe.
Pero construido desde afuera hacia adentro.
Comenzamos con el final: la audiencia, el problema y la acción deseada.
Luego seguimos con el evento que desencadena la historia.
Finalmente construímos el arco narrativo para conectar el principio y el final.
Un proceso aburrido de sencillo.
Pero piensen en la última película que vieron y notarán que es exactamente este arco narrativo.
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¡Nos vemos en el próximo newsletter! 🥱🤘
Emma
Gracias! Súper útil!