Unos días atrás tuve con mi mujer la típica charla de cierre de año. Balances, cosas que pasaron, los momentos más lindos, los más estresantes. Y obvio empezamos a mirar para adelante. Lo que nos gustaría para este 2025: objetivos, deseos, y por supuesto, cambios que se vienen. Porque al comenzar a ver qué podemos esperar para el próximo año, sí o sí tocás al mundo y el vértigo de cambio que trae.
Para dar un poquito más de contexto, mi mujer es una astróloga increíble. Cuando ella habla del futuro, lo hace en modo proyecciones, casas, eclipses, rotaciones y conjunciones. Cómo notarán, tenemos dos visiones distintas de analizar el mundo en el que vivimos. Ninguna de las dos visiones es fundamentalista ni rechaza a la otra. Son formas que cada uno tiene de ver a su alrededor.
Durante nuestra conversación, mencionó la importancia de ser prudentes ante lo que está por venir. “Este 2025 será un año lleno de transformaciones globales; debemos actuar con cuidado y precaución”, afirmó. Fue en este punto donde surgió un pequeño debate entre nosotros: por un lado, su enfoque cauteloso y pesimista hacia lo nuevo, y por el otro, mi perspectiva optimista de aprovechar las oportunidades que estas transformaciones pueden traer.
No es ningún secreto que estamos a las puertas de grandes avances, tanto a nivel personal como global. Un ejemplo claro: tardamos 130 años en pasar del teléfono fijo al móvil, pero sólo 20 en tener en nuestras manos un dispositivo más potente que la computadora que nos llevó a la luna.
Menciono el ejemplo de los smartphones por ser el más tangible en nuestro día a día de la Ley de Moore. Una ley que en términos muy sencillos dice que los chips de procesamiento de datos serán dos veces más potentes por el mismo precio cada dos años. También porque el crecimiento exponencial de la Inteligencia Artificial es, según nuestro conocido Sam Altman, la aplicación de la Ley de Moore para todo. Y cuando dice todo, se refiere a todas las actividades de las personas, no sólo la tecnología. De esta forma, el uso de inteligencia artificial promoverá la reducción de costos y bienes cada dos años.
Este ritmo que nos supera y ahoga día a día también tiene sus raíces en cómo cambió nuestra visión del mundo. Observar todos estos cambios con resignación porque nos cuesta subirnos a ellos, en lugar de verlos como una posibilidad concreta para crear nuevas soluciones.
Anthony Dunne y Fiona Raby lo describen muy bien en “Specultative Everything”.
Cada paso que la humanidad toma destruye un poquito más al planeta: cambio climático y el día de la sobrecapacidad de la Tierra, polarización política, las redes sociales y las enfermedades mentales, microplásticos en la comida, o que el 1.1% de la población mundial controla cerca del 45.8% del total de la riqueza mundial (podría seguir, pero coloquen ustedes los ejemplos que se les ocurran). Esto nos abruma tanto que nos damos cuenta que no sabemos cómo arreglar el planeta. Sólo queda la resignación, recluirse en la esperanza de que podamos sobrevivir a todo este caos.
Hasta aquí podríamos decir que la visión pesimista que mi mujer advierte, no es descabellada. A cada avance que la civilización realiza, destruimos un montón de otras cosas en el camino y no damos abasto a encontrar soluciones para arreglarlo.
La democracia, ese sistema al que Churchill describió como “el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se crearon”, también está tambaleando. Según el Índice Democrático publicado por el Instituto V-Dem, los regímenes autoritarios controlan hoy casi la mitad del PBI mundial.
Pero si logramos hacer el esfuerzo de abstraemos del vértigo y pesimismo que nos bombardea la cabeza todos los días, podríamos ver que vivimos en la época más próspera, igualitaria e increíble de la historia de la humanidad.
No tengo dudas que ustedes (al igual que mi mujer), pueden tomar a mal la afirmación previa y mencionar montones de ejemplos refutándome. Pero les dejo un par de datos:
Expectativa de vida:
Mortalidad infantil:
Pobreza mundial:
Pobreza en LatAm:
Apenas un mes atrás Google anunció Willow, su gran avance en computación cuántica:
¿Vieron a SpaceX agarrar cohetes en forma de rascacielos con palitos chinos gigantes?
Vehículos autónomos, perros robots, una inteligencia artificial capaz de escribir una novela por sí sola, nanotecnología, la reducción de mortalidad del cancer, GLP-1 para todo, chips en el cerebro… ufff, podría seguir un rato largo con más ejemplos.
Sin hacer demasiado doble click, podemos ver que estamos sentados en primera fila para presenciar uno de los avances más radicales de la historia: la Inteligencia Artificial General. La AGI (por su definición en inglés) se refiere a un tipo de inteligencia artificial que tiene la capacidad de entender, aprender y realizar cualquier tarea intelectual que un ser humano puede llevar a cabo. A diferencia de la inteligencia artificial especializada que está diseñada para tareas específicas, la AGI busca replicar la versatilidad y adaptabilidad del cerebro humano en una máquina.
¿Conocen a Ray Kurzweil?
Ray es un inventor, futurista y Director de Tecnología en Google, liderando los proyectos más avanzados de Inteligencia Artificial de la empresa. Kurzweil anticipó que la Inteligencia Artificial General (AGI) se lograría en 2029, momento en que se alcanzarían capacidades computacionales de un billón de cálculos por segundo. También en uno de sus libros, “La singularidad está cerca”, predice que la unión entre máquinas y humanos (la referida singularidad) se alcanzará en 2045. En ese momento, la inteligencia artificial superará a la inteligencia humana y se espera que los humanos fusionen su cognición con la IA, aumentando su inteligencia en un millón de veces. Las predicciones de Ray son especulativas y no tienen rigor científico. Pero el crecimiento que estamos viviendo con la Inteligencia Artificial Generativa (ChatGPT, Claude. Midjourney, Pika, etc…), nos lleva a pensar que ambas predicciones podrían llegar a cumplirse.
La especie Homo Sapiens (nosotros) es la única especie humana moderna y lleva unos 200,000 años de existencia. Este número no es al azar, se basa en evidencias fósiles y genéticas que indican que los primeros Homo Sapiens aparecieron en África, específicamente en la región del sur de Etiopía.
El avance cultural y tecnológico fue una montaña rusa en el último 5% de nuestro desarrollo en este planeta. Un avance que nos permitió ser la especie superior de la Tierra.
Y en los próximos 5 a 10 años es probable que creemos algo más inteligente que nosotros.
Paremos un poquito y reflexionemos en este punto.
Por primera vez el ser humano con todos sus progresos y problemas, se enfrentará a algo más inteligente que sí mismo. Por ejemplo, desde el lado de la fé siempre creímos que algo superior a nosotros existía. Estos Dioses dispersos por el mundo (según la visión que cada religión y/ó creencia brindara), nunca se tangibilizaron a nivel científico. Muchas personas a lo largo de nuestra historia afirmaron haberlos presenciado según distintas formas o métodos. Pero nunca hubo una materialización, algo que diga “hay un Dios, está acá, es esto”. Siempre fue intangible.
Pero ahora estamos al borde de tangibilizar una inteligencia superior a la nuestra. ¿Cómo nos vamos a sentir ante eso? ¿Cómo será ese baño de humildad para la civilización?
El camino más rápido es otra vez el pesimismo.
Cada vez que se habla de una inteligencia superior a la nuestra, el escenario es distópico: Terminator (1984); Her (2013); I, Robot(2004); 2001: A Space Odyssey (1968); Ex-Machina (2014); WALL-E (2014); Artificial Intelligence (2001); The Matrix (1999)…
¿Pero si cambiamos el foco y lo vemos como algo positivo?
Ahora que podremos tangibilizar algo superior a nosotros, quizás nos saquemos un peso de encima y podamos enfocarnos en buscar otras respuestas.
Fue Nikola Tesla quien una vez dijo:
“El día que la ciencia comience a estudiar los fenómenos no físicos,
hará más progresos en una década que en todos los siglos anteriores de su existencia”.
La aceleración está acá, a la vuelta de la esquina. Hay un frase en el ensayo The AI Revolution: The Road to Superintelligence de Tim Urban que dice:
“La aceleración significa que en un futuro cada vez más cercano estaremos equivocados respecto de las cosas que le ocurrieron a nuestros antepasados.”
Esta marida bien con una frase similar en “But What If We're Wrong?: Thinking About the Present As If It Were the Past” de Chuck Klosterman:
“Es imposible entender el mundo de hoy hasta que el hoy se convierta en mañana.”
Estamos ante un cambio de paradigma tremendo, y soy muy optimista al respecto.
Porque donde hay equivocación, hay prueba. Si hay prueba, hay experimentación.
Donde hay experimentación, hay búsqueda. Si hay búsqueda, hay deseo de progreso.
Donde hay progreso, hay ideas. Y sólo necesitamos una idea para cambiar el mundo.
En cada materia que enseño siempre toco el tema del optimismo. Quizás no tan profundo como lo estoy desarrollando en este posteo, pero sí enfatizando que para ser creativo necesitas ser inherentemente positivo. Introducir una idea al mundo implica hacer un cambio en la realidad que vivimos. Una idea puede cambiar el mundo y ese primer mundo que cambiamos es el nuestro. Una idea nos puede cambiar como personas, como familiares, cómo emprendedores, en lo social, laboral, civil…
Las ideas están ahí, sueltas en el mundo y libres de ser tomadas por quien necesite construir sobre ellas. Todo se construye sobre los hombros de los gigantes que nos anteceden.
Copiar. Transformar. Combinar.
No hay más que eso. Si quieres crear algo nuevo, puedes tomar algo que te resuene, que te hable directo al corazón, aplicar esas 3 mecánicas y compartir tu idea al mundo.
Si sentís que hay algo que no se lleva bien contigo, que te incomoda, que crees que puedas mejorarlo para cambiar al menos tu mundo: copiar, transformar, combinar.
Nunca en la historia de la humanidad tuvimos acceso al uso de herramientas tan transformadoras y disruptivas.
Imaginen los tipos de ideas que podremos tener. Darnos cuenta que las ideas que antes nos podían parecer ridículas o extrañas, ahora las podemos tomar en serio.
Porque están ahí nomás, porque se pueden hacer.
Queda en ustedes dedicar media hora a ver TikToks o scrollear en X y llenarse la cabeza de todas las cosas malas que pasan en el mundo. Porque lo saben, cuanto más contenido vemos, más nos atrapa el algoritmo para seguir en su plataforma. También queda en ustedes dedicar 30 minutos a una LLM que les diga cómo poder comer mejor con lo que tienen en su refrigerador. Y este es el ejemplo que se me ocurre ahora, para este newsletter. No dudo que ustedes pueden pensar muchísimas mejores formas para aprovechar las herramientas que tenemos a la mano que ese ejemplo mundano que compartí.
Confío plenamente en pensar con optimismo al futuro que se viene. Hay un millón de cosas que solucionar, y tenemos miles de herramientas disponibles para mejorar nuestro entorno y el de los demás. Es buscar ideas que tengan ese estúpido anhelo de querer cambiar el mundo.
Copiar, transformar, combinar.
No se necesita mas que eso.
O quizás sí, una cosa más.
No olvidar que los pesimistas hacen observaciones muy inteligentes, pero sólo los optimistas son capaces de cambiar al mundo.
2025 será un gran e increíble año para ustedes. No tengo certezas, pero tampoco dudas. ¿Por qué? Porque es mi deseo. Que cada uno de ustedes tenga un año increíble.
Y como siempre, ¡gracias por leer Creative Workout!
Si crees que más personas deberían leer este newsletter, ¡compártelo! Cuantos más optimistas seamos, más chances tendremos de cambiar el mundo.
¡Nos vemos la próxima semana! 😃👍
Emma