Durante mi Maestría en Negocios en 2021, entendí por primera vez qué era realmente el Venture Capital. Hasta ese momento, mi idea era bastante básica: un grupo de personas con mucho dinero invierte en empresas de tecnología esperando multiplicar su inversión.
No estaba tan errado… pero faltaban muchos matices.
Vamos por partes:
No es “un montón” de gente. En toda América Latina existen alrededor de 189 firmas de Venture Capital activas. Si cada una tiene entre 2 y 5 personas tomando decisiones, hablamos de entre 400 y 700 gestores en total. Es un grupo chico, pero muy influyente.
No todos son ricos. Dentro del ecosistema hay distintos perfiles. Están quienes gestionan los fondos (los VCs propiamente dichos), están los emprendedores que reciben la inversión, y luego están quienes ponen el dinero: individuos con mucho patrimonio o familias con capital disponible, conocidos como LPs (por Liquidity Partners). Ellos sí suelen ser muy ricos, pero es muy difícil verles en la primera línea del día a día.
No se invierte en “empresas” como tales. El VC apuesta por startups: proyectos que aún no son empresas consolidadas, pero que están diseñados para crecer rápido y eventualmente convertirse en una. Y acá aparece el ingrediente clave: la tecnología que permite escalar y crecer de forma exponencial.
Y no todo es “tech por tech”. Muchas veces se invierte en startups con impacto social, ambiental o laboral, siempre que el modelo permita escalar. Una app que mejora la educación rural o un sistema para optimizar el reciclaje pueden ser tan atractivos como una fintech.
Todo esto es apenas el inicio. Hay un universo financiero detrás que define cómo se estructura un fondo, cómo se decide una inversión o cómo se reparten los retornos. Pero no nos vamos a meter ahí hoy. Este newsletter es sobre ideas. Y por si no se dieron cuenta aún: sí, les voy a contar una nueva idea.
La chispa
Entré al Venture Capital por una invitación del director de mi Maestría a sumarme a su fondo: 0bs. Un fondo de inversión enfocado en Latinoamérica con una comunidad increíble de emprendedores. Un lugar ideal para encontrar ideas que pueden generar valor a través de la tecnología.
En 0bs me dediqué desde un primer momento a analizar los pitch decks de fundadores de startups. Para quienes no están familiarizados, un pitch deck es un documento de pocos slides que resume lo esencial de una startup: qué problema resuelve, cómo lo hace, por qué es una oportunidad de negocio y quiénes son las personas detrás de eso.
Y aunque la lógica parece simple —problema, solución, equipo, oportunidad—, el storytelling detrás de cada uno de esos bloques es fundamental.
Revisé cientos de decks. Algunos estaban impecables. Otros no tanto. Lo que empecé a notar es que muchas ideas con gran potencial estaban mal contadas. Confusas. Incompletas. Sin una narrativa que enganche. Sin claridad de propósito.
Aún así, algunas de esas startups pasaban a la ronda de pitch con el equipo del fondo. ¿Por qué? Entre las múltiples razones puedo mencionar que algunos eran founders conocidos, estaban siendo mentoreados por algún socio o estaban ejecutando su solución en mercados prometedores. Los inversores con experiencia saben leer entre líneas… pero la mayoría de los founders no tienen ese lujo. Si su deck no engancha, no hay segunda oportunidad.
Y ahí surgió mi pregunta:
¿Cuántos proyectos valiosos nunca llegan a contar su historia a inversores sólo porque su pitch deck no logra abrir esa puerta?
Respuesta a la pregunta: un montón
Esa inquietud se volvió un norte. Empecé a estudiar los pitch decks como si fueran piezas de diseño narrativo: cómo están estructurados, qué buscan los inversores, cuántos segundos le dedican a cada slide, qué señales positivas o negativas detectan casi de inmediato. Problema-solución-equipo-oportunidad ya no eran solo bloques de contenido; eran actos en una historia.
En paralelo, varios founders empezaron a escribirme por LinkedIn para pedirme feedback. Les ayudaba sin pedir nada a cambio. Solo quería entender qué necesitaban, cómo pensaban sus ideas y qué les costaba más a la hora de armar su deck.
Y entendí algo: esto no era solo una habilidad que podía ofrecer. Era algo que realmente me gustaba hacer. Un pitch deck combina todo lo que me interesa: creatividad, estrategia, narrativa, diseño, innovación y espíritu emprendedor.
Y como todo en mi vida profesional, decidí ponerle un nombre y volverlo práctica.
Entre tanto análisis de decks, me crucé varias veces con la misma frase:
“Si un inversor no se enamora en el primer slide, no te va a querer escuchar.”
Esa primera impresión lo es todo. Si tu deck no engancha a primera vista, no entra.
Ya sabés a dónde va esto, ¿no?
Exacto.
Es amor a primera vista… o no es nada.
¡Sí! Llegamos a la nueva idea
Así nació Love@FirstDeck. Un espacio boutique para ayudar a founders a que su pitch deck no solo informe, sino que enamore. A que cuente bien la idea, articule con claridad el propósito, y muestre el potencial sin perder esencia.
Mientras desarrollaba la idea, armé una landing y empecé a moverla entre conocidos, fondos amigos, redes de founders. Tuve una gran respuesta. De uno pasé a tres, después a diez startups. Algunos llegaron recomendados por inversores que sabían que el equipo tenía potencial pero necesitaban afilar su narrativa. Otros eran founders que simplemente querían contar mejor lo que hacen.
Y acá encontré algo más: una oportunidad que me hice. Porque como creativos, eso es lo que hacemos. No solo respondemos a briefs. Creamos nuestros propios espacios. Love@FirstDeck (o ❤️@FD como me gusta contarlo), es uno de los míos.
Hoy, es una práctica creativa enfocada en un solo objetivo: que los founders cuenten mejor sus ideas. Porque vender una idea es difícil. Y articular por qué lo tuyo importa, sin perder a quien te escucha, es un arte que se puede aprender (y mejorar).
Si querés conocer más, podés visitar la web acá:
Si sos founder y querés saber qué puede hacer ❤️@FD por vos, escribíme.
Y si conocés a alguien que está por levantar capital y necesita una narrativa más sólida, compartí este post o la web.
Si ese founder me dice que viene de tu parte, te lo voy a agradecer como se debe.
Porque cuando una buena historia se cuenta bien, puede cambiar el destino de una idea.
¡Gracias por leer Creative Workout! Espero que te haya sido valioso. Si así fue, compártelo con tus contactos o en redes sociales para que más personas puedan aprovecharlo.
Si tienes comentarios responde este mail, salúdame en notes o escríbeme por Linkedin.
¡Nos vemos la próxima semana! 🤘👨🏻💻🤘
Emma